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viernes, 25 de mayo de 2012


Dignos de Recibir el Manto

Escrito por Pastora Omayra Font el jueves, 24 de mayo del 2012.
Las historias de Elías y de Eliseo tienen varias semejanzas.
Ambos fueron señalados por Dios para liderar a los profetas de Israel, por un periodo de tiempo. Elías tenía una escuela de profetas; era un hombre que trabajaba con líderes; Eliseo, de la misma manera. Ambos enfrentaron batallas ante diferentes líderes. Ambos fueron fortalecidos por el poder de Dios de maneras extraordinarias. Elías manifestó siete grandes milagros, y Eliseo recibió el doble. Elías ministró por siete años, Eliseo tuvo quince años de ministerio.
Pero al final, ambos ministerios se diferenciaron grandemente.
En 2 Reyes, capítulo 2, vemos cuando Elías es arrebatado, y vemos que hay una unción que cae sobre la vida de Eliseo. Esa unción tuvo un efecto en la vida de Eliseo, que es visible a través de su vida. Cuando murió Eliseo, no hubo manto; pero arrojaron un cadáver a su tumba, y este revivió, y se puso sobre sus pies.
En la partida de Elías un río fue dividido y cruzaron seco, descendió un carro de fuego que se llevó a Elías, y cayó el manto poderoso sobre Eliseo. Y la vida de Eliseo nunca fue la misma; su vida fue transformada. Pero cuando Eliseo murió, la palabra dice simplemente que murió, y fue sepultado. En esta ocasión no hubo carro de fuego, no hubo mar dividido en dos. Pero sabemos que, aun en la muerte, Eliseo había retenido la unción que había sido depositada en su vida. Aún después de muerto, la unción todavía estaba en sus huesos.
Podríamos decir que Elías fue un buen líder porque pudo dejar a alguien preparado para que siguiera con esa unción; sin embargo, Eliseo llevó la unción consigo a la tumba.
Conocemos la historia del siervo de Eliseo.
En 2 Reyes, capítulo 5, se nos dice que en una ocasión Giezi, siervo de Eliseo, solicitó a un siervo de Naamán un talento de plata y dos vestidos nuevos a nombre de Eliseo, cuando en realidad Eliseo, no solo no lo había enviado a solicitar tales cosas, sino que previamente había rechazado una ofrenda de manos del siervo de Naamán.
Veamos las diferencias entre Eliseo y Giezi.
Eliseo estuvo en la posición de siervo; y cuando fue siervo, fue un siervo que confiaba en Dios, un siervo que estuvo con su amo hasta el último momento, y por eso descendió sobre él esa bendición especial.
Giezi escondió cosas de su amo. Giezi mintió deliberadamente. Tenía un lugar secreto. Giezi pensó que su amo estaba guardando algo de él, y quiso ir a recibir algo que no le correspondía, porque él pensaba que él era digno de recibirlo.
¿Eres tú el siervo que es digno de recibir el manto de su amo? ¿O eres tú el siervo que tu amo va a irse a la tumba con muchas bendiciones que tenía para ti, pero que no pudiste recibir, porque no tenías el carácter correcto?
Si en aquel cuerpo había unción para levantar a un muerto, en aquel cuerpo había unción para prosperidad, en aquel cuerpo había unción para sanidad, en aquel cuerpo había unción para salvación, había unción para liberación; pero Eliseo fue a su tumba lleno de todo lo que había recibido – por causa de la unción que había sido depositada en él – porque no hubo un siervo que fuera lo suficientemente honesto, y con el carácter correcto para poder recibir la unción que estaba sobre su amo.
No se trata de que haya la capacidad de dar el manto, sino que se trata de si hay la capacidad de recibir el manto que ha sido puesto sobre nuestras vidas. 

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